Luisa era la madre adoptiva de María, y siempre llevará con pesar no haber podido concebir a su propia hija. Luisa Vergel, sin oficio, es una mujer triste, solitaria y taciturna. Es hija de una familia muy rica y acomodada de Valladolid, los Vergel, la mayoría de ellos médicos, magistrados y empresarios estrechamente relacionados con el poder, Luisa parece sumirse cada vez más en una espiral de depresión patológica.
Siempre ha estado cegada a los asuntos turbios de su familia: a pesar de que María intentó abrirla los ojos, nunca ha accedido a admitir que su hermano Enrique era un asesino. Cada semana, visita su tumba para cambiar las flores del Panteón de la familia Vergel donde residirá Enrique para siempre.
Luisa, después de que los Vergel acabaran en la ruina, tuvo que rehacer su vida sola. Fue declarada inocente de los delitos fiscales que su hermano cometió. Sola, en la calle, y sin dinero, y dada su cercanía con la vida religiosa, acabó refugiándose en el único sitio donde sería aceptada como quien fue, y no como una persona de clase baja: un convento.
Actualizado por última vez el 12/07/2015.
